jueves, 22 de octubre de 2009

Una mirada al cielo en busca de una estrella fugaz: Deseo de una niña quien sufre el impacto de la cesantía de su padre.


“Maestra hoy me siento triste; estoy muy triste. Me papá lleva muchas noches llorando porque no tiene dinero, se quedó sin trabajo. Yo no quiero que mi papá siga llorando. Por eso todas las noches cuando salgo al patio de mi casa, miro al cielo, busco, observo y miro las estrellas. Espero por una estrella fugaz para pedirle que mi papá consiga trabajo. Maestra: si tú ves la estrella fugaz ¿puedes pedir mi deseo - que mi papá consiga trabajo? O ¿tú necesita lo mismo para tu papá?.”

Al leer estas palabras sencillas pero con un gran significado quizás estás visualizando algún niño o niña que conoces o tal vez crees que sólo vive en la imaginación de quien escribe esta pequeña reflexión. La realidad es que esta fue la expresión de una niña de kindergarten quien asiste a una escuela de nuestro país.
La niñez puertorriqueña está inmersa en las problemáticas sociales, políticas, económicas y educativas que nos arropan cada día más. Tenemos que iniciar un proceso de acción para comenzar a sentar las bases para brindar oportunidades para la construcción y reconstrucción de la realidad que vivimos día a día. En este camino los educadores y las educadoras podemos aunar esfuerzos y afrontar con valentía y dignidad los retos del complejo mosaico de nuestra sociedad.
En estos momentos históricos en Puerto Rico el ambiente educativo es un espacio de aprendizaje dual, lleno de desafíos para construir y reinventar en la búsqueda de una verdadera reconstrucción social. El educador y la educadora con tesón en su tarea llenan las arcas de ilusión y entusiasmo para poder encontrar en los ojos de sus estudiantes la verdadera experiencia magisterial.
Por tanto, propongo dar una mirada crítica a las ideas expuestas por el pedagogo brasileño, Paulo Freire; en su obra maestra: La pedagogía del oprimido. Freire destacó la educación como acción liberadora y transformadora del ser humano y la sociedad. La liberación está matizada por la reflexión dialógica en la que la adquisición de conocimientos no se deposita ni se recibe; por el contrario, se construye. El estudiante y el maestro cuestionan, razonan, reflexionan, evalúan, toman decisiones y se liberan de la ignorancia. Por lo tanto, no pueden ser meros receptores o transmisores, sino entes transformadores.
Para lograr este proceso en el ámbito escolar, es importante desarrollar un proyecto curricular que propicie la reflexión acerca de lo que se suscita a diario en el aula escolar y universitaria; desde la perspectiva como educadores y como educandos; porque aprendemos unos de los otros. De esta manera, visualizamos que el maestro y el estudiante son seres únicos, responsables, investigadores y analíticos quienes promueven comunidades de aprendizaje para desarrollar las competencias y el conocimiento necesario para ser entes participativos en la sociedad.
Durante estos días, semanas, meses y años en el aula escolar pueden permear los siguientes principios:
El educador y el educando aprenden juntos en el ambiente educativo.
En otras palabras, ambos intercambian ideas, conocimientos; aprenden mutuamente.
El maestro y el estudiante son compañeros de plática.
En el aula escolar se propicia el diálogo. El educador y el estudiante conversan y facilitan experiencias en las que comparten conocimiento a través de la plática.
La reflexión diaria es punto central en la sala de clases.
El educador y el educando analizan, discuten y reflexionan acerca de su praxis educativa.
En el ambiente escolar impera el proceso democrático para la toma de decisiones.
La toma de decisiones no se realiza unilateralmente. Por el contrario, todos establecen relaciones matizadas por el respeto, la tolerancia y la aceptación de ideas para llegar a un consenso.
El educador y el educando son entes comprometidos y transformadores de la realidad social. Por esto, el propósito de la educación es propiciar la exploración, el descubrimiento, el cuestionamiento, la creatividad y la reflexión en el individuo.
El cuestionamiento y la búsqueda de alternativas para la sociedad son aspectos importantes en la transformación y liberación del ser humano. Tanto el maestro como el estudiante están comprometidos y decididos a ser agentes de cambio en la sociedad.

En esencia, la labor educativa es un reto para quienes estamos viviendo con la niñez la búsqueda de la estrella fugaz para poder ver cumplido un deseo como lo es el pan material y el pan de la enseñanza. Exhortamos a los maestros a vivir lo planteado por Park Palmer en su libro The Courage to Teach: “Ser hospitalario con el estudiante redundará en un mundo más humano. Esto requiere que no sólo tratemos a nuestros estudiantes con compasión y civilizadamente sino que requiere que los invitemos a mirarse dentro de sí en una conversación; . . .porque enseñar es crear un espacio en el que se practica la comunidad de la verdad” (Palmer, 1998, p. 90). Hay que invitar a los estudiantes a encontrar sus voces, hablar, abogar y luchar por sus derechos.
De esta manera, los educadores y las educadoras estaremos verdaderamente aportando a la reconstrucción social y económica de Puerto Rico. Tomemos decisiones con la razón y el corazón en la mano y no con la razón matizada por el dinero y la ambición. Llenemos las arcas de la niñez de destrezas sociales y emocionales que constituyan su mejor tesoro para que en el mañana no vivan sus hijos lo que ellos están viviendo hoy día; la insensatez y la insensibilidad ante el dolor de los demás.
Exhortamos a los políticos, los economistas, planificadores y en fin a todos los que están en búsqueda de alternativas a recorrer las aulas, las escuelas, las universidades, los hogares y los caminos en la comunidad para sensibilizarnos, ser empáticos, ser solidarios y ver el resplandor de la estrella fugar que la niña noche a noche ansia encontrar. Solamente con una mirada crítica, liberadora y comprometida podemos tomar decisiones responsables que constituirán la base esencial del Puerto Rico en el que todos queremos vivir. Miremos al cielo y busquemos la estrella fugaz y entreguémosla en las manos de las niñas y los niños de nuestro país.