miércoles, 5 de mayo de 2010

¿Se espera un sismo para educar?

12-Marzo-2010

NEREIDA J. RODRÍGUEZ
¿Se espera un sismo para educar?
Los eventos en Haití y Chile son lecciones de la Madre Naturaleza que nos invitan a reflexionar y analizar qué enseñamos, qué aprendemos y cómo lo enseñamos. En Puerto Rico, dedicamos 13 años de estudio a las ciencias.

El Departamento de Educación tiene estipulado desde el kindergarten la enseñanza de la temática de los cambios que ocurren en la tierra por los fenómenos naturales, entre ellos los terremotos. Un análisis del marco curricular, los estándares y expectativas evidencian destrezas que se espera logren nuestros estudiantes. Entre ellas: identificar, reconocer, explicar, describir, distinguir, comparar, medir, localizar, establecer relaciones de causa y efecto; reconocer e identificar planes de contingencia y los cambios que ocurren en la comunidad a la luz de un evento de la Naturaleza, como un sismo.

El problema no estriba en qué enseñar. Necesitamos recursos para vivenciar la educación con oportunidades para experimentar, interactuar, analizar y construir conceptos pertinentes para ser responsables con el ambiente y los demás antes, durante y después de un fenómeno.

Los países hermanos que están sufriendo desolación, incertidumbre y pérdida física se muestran generosos al permitirnos dar una mirada introspectiva a la educación en nuestra isla. Necesitamos fortalecernos para poder enfrentarnos a situaciones como un terremoto. Hemos “aprendido” acerca de huracanes, pero lamentablemente tuvimos que vivirlo con algunos como Hugo para “educar” a la ciudadanía.

No podemos esperar un movimiento sísmico. Urgen los recursos en las escuelas para la construcción de conceptos mediados por las destrezas de sensibilidad social y ecológica; y no volver a repetir la historia de saber qué enseñar pero no evidenciar haberlo aprendido. Los escombros físicos y del alma serán difíciles de remover si esperamos vivirlo.

Brindemos a la ciudadanía la educación para sentir la seguridad y la esperanza de estar preparada para enfrentarnos a un desastre natural.

Publicado en el periódico El Nuevo Día el 12 de marzo de 2010